70% de ticos mayores de 40 años tiene sobrepeso o es obeso
Aunque el país implementó en 2018 la «Estrategia Nacional de Abordaje Integral de las Enfermedades Crónicas No Transmisibles y Obesidad», esta política pública ha resultado claramente insuficiente. Para empeorar la situación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) proyecta que, para 2060, la tasa de obesidad podría alcanzar un alarmante 94% de la población.
Aunque a menudo se percibe como una decisión individual, la obesidad es en realidad una condición de salud compleja influenciada por factores genéticos, metabólicos, ambientales y sociales, que la convierten en un desafío importante para la salud pública. Esta condición no solo aumenta el riesgo de enfermedades graves como hipertensión, diabetes tipo 2 y problemas cardiovasculares, sino que también afecta la calidad y esperanza de vida, además de ejercer presión sobre los sistemas de salud.
En Costa Rica, la situación es alarmante: el 70% de las personas entre los 40 y 50 años enfrentan problemas de sobrepeso u obesidad. A nivel global, se estima que para 2035, una de cada cuatro personas estará afectada, lo cual tendrá un impacto económico masivo, con un costo estimado en $4.32 billones para los sistemas de salud debido al tratamiento de enfermedades y complicaciones asociadas.
Además de la carga para la salud pública, la obesidad también afecta la economía y la productividad laboral, ya que el aumento de enfermedades crónicas relacionadas se traduce en mayores gastos médicos, ausencias por enfermedad y disminución en el rendimiento laboral. Esto subraya la importancia de que tanto el sector público como el privado implementen políticas de bienestar que promuevan estilos de vida saludables, mejorando así el entorno laboral y reduciendo los costos asociados a la atención médica.
Para enfrentar este reto, los expertos en salud coinciden en la necesidad de un enfoque integral que combine nutrición, actividad física regular, apoyo psicológico y educación en salud. La situación actual del sistema de salud en Costa Rica refleja la gravedad del problema, con un incremento del 38% en los egresos hospitalarios relacionados con la obesidad en el último año.
Estrategias de prevención y hábitos saludables
Ante esta realidad, es crucial enfocarse en la prevención mediante recomendaciones prácticas:
Dieta equilibrada y variada: Incluir alimentos frescos como frutas, verduras, granos enteros y proteínas de calidad, mientras se evitan los alimentos procesados altos en grasas saturadas y azúcares añadidos, puede ayudar a mantener un peso saludable y reducir el riesgo de enfermedades.
Actividad física regular: Realizar al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana, como caminar, nadar o andar en bicicleta, ayuda a combatir el sedentarismo. Incorporar actividad física diaria, como subir escaleras o realizar pausas activas en el trabajo, también es beneficioso.
Educación y concienciación en salud: Enseñar a los niños la importancia de una alimentación equilibrada y la actividad física fomenta buenos hábitos desde una edad temprana. Campañas educativas en escuelas y comunidades, además de un acceso accesible a información confiable, resultan esenciales.
Apoyo psicológico: El tratamiento integral de la obesidad debe considerar el apoyo psicológico, ya que factores como el estrés y la ansiedad pueden contribuir al aumento de peso. La terapia puede ser útil para identificar y cambiar conductas que afectan la salud.
Apoyo empresarial y políticas de bienestar: A nivel laboral, es importante que las empresas promuevan ambientes saludables mediante incentivos para realizar actividad física, ofrecer alimentos nutritivos y fomentar una cultura de bienestar entre los empleados.
Consultas regulares de salud: Para quienes ya enfrentan esta condición, las consultas periódicas a servicios de salud ayudan a gestionar el peso y prevenir complicaciones. Existen programas de apoyo en clínicas y centros de salud que ofrecen orientación especializada.
Un llamado a la acción y políticas públicas efectivas
En cuanto a políticas públicas, Costa Rica enfrenta el reto de establecer regulaciones efectivas. Propuestas como el etiquetado frontal de advertencia en los productos procesados permitirían que las personas tomen decisiones informadas, limitando el consumo de productos poco saludables. Regular la publicidad de alimentos ultraprocesados, especialmente aquellos dirigidos a la infancia y adolescencia, también sería una medida importante para reducir el impacto de la obesidad.
En resumen, la obesidad debe ser abordada como una crisis de salud pública que afecta tanto a individuos como a la sociedad en general. Combatir esta epidemia no solo mejoraría la calidad de vida de la población, sino que también reduciría los gastos en salud pública y fomentaría una sociedad más saludable y productiva.